"Para mí, el proceso
de "abrir los ojos" empezó con una intensa y desgarradora actividad
parroquial de Verano, en la que pude acercarme un poco más al duro viaje que
realiza un inmigrante del Africa Subsahariana cuando decide salir de su país
buscando un futuro mejor para su familia y los suyos. Este camino lo emprenden
muchos, pero muchos perecen y a España solo llegan unos pocos de esa minoría. Y
de esos pocos que llegan, aún son menos los que tienen la inmensa fortuna (que
destaca por escasear) de llegar a un hogar gestionado
por un ángel de la guarda que les acoja, informe y ayude a
caminar en su nueva vida.
Este hogar del
que os hablo hoy es la Casa de Acogida de Jorge, el ángel de la
guarda que acoge y ayuda, y al que he tenido la suerte de conocer el pasado
sábado. Jorge es un cura que no entiende la vida en su hogar si no es compartida
con otros, especialmente con aquellos más necesitados a los que la vida o la
sociedad les ha dado la espalda. Desde su ordenación como sacerdote hace unos
20 años (si no me falla la memoria) Jorge, además de cumplir con sus
"obligaciones" parroquiales en una parroquia cerquita de Plaza de
Castilla, tiene un hogar de acogida que ha dado cobijo a gente que ha recibido
con él una segunda oportunidad o una "primera" de su nueva vida. Por
este hogar han pasado ex-presidiarios, ex-drogadictos, gente abandonada por la
sociedad, y también, desde hace 8 años, inmigrantes africanos. La casa de Jorge
es un hogar humilde, aunque precioso y muy bien cuidado, que se encuentra en
las afueras de la M40, y que en mi opinión destaca por algo que lo hace
especial sobre todas las cosas, y hace que se pueda llamar HOGAR: hay
fecha de ingreso, pero la estancia en el hogar no caduca (siempre que como
miembro de él sepas comprometerte, ayudar y cuidar una buena convivencia con
todos tus hermanos, porque allí como dice Jorge, y muy bien dicho, todos son
hermanos). Y una segunda cosa que me impactó después de esto, es
el DON de Jorge para conseguir algo que envidiarían muchos hogares de
familia y que a mi aún me cuesta entender: en su casa no hay turnos de limpieza
ni horarios de comida, pero sin embargo, siempre está la casa limpia, la comida
lista y el jardín cuidado, y tampoco hay un encargado único que gestiona la
tarea. Os preguntaréis, y ¿como es esto posible? Pues es el mismo milagro
tejido por las manos de Dios, que obra a través de los hombres de buena
voluntad.
Conozco algunos proyectos
muy bonitos y muy meritorios en distintos lugares de España que ayudan a
inmigrantes Africanos, a refugiados, a gente sin hogar, que ofrecen un plato
caliente y unos brazos abiertos al que más lo necesita. Cada uno de ellos es un
pequeño rayito de sol en un mundo gobernado por tiburones que poco entienden en
su mayoría lo que es la palabra altruismo o caridad. Pues
aunque muchas veces se haga cuesta arriba ayudar "sólo" a unos pocos
cuando hay tantos miles y millones en sus países y hogares que necesitan ayuda,
el mar se construye de gotas, y especialmente los Cristianos nos debemos sentir
llamados a ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio.
Por este motivo, yo hoy
quiero dar gracias por la vida y acción de Jorge, por ser ejemplo para muchos,
testimonio de lo que simboliza el amor a Cristo y padre de tantos y tantos, y
por haber tenido la ocasión de pasar una mañana de sábado al sol en su bonito
hogar, conociendo su proyecto junto con todos los hermanos (en su mayoría
Africanos actualmente) que ahí viven actualmente."
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